Platense cerró este paupérrimo torneo como local con una nueva derrota. Esta vez fue ante un bien plantado Barracas Central que sin mucho se llevó mucho premio.
En este espacio analizaremos los puntos principales para explicar esta caída:
Perdonó mucho: Platense generó reiteradas chances de gol en la primera parte y nunca pudo abrir el marcador. Tanto Walter Ortíz como Daniel Vega y Emiliano Villarreal tuvieron oportunidades para poner la ventaja pero no estuvieron finos con sus remates y el «Calamar» perdonó de más a una visita muy pacífica con su juego.
Problemas para trasladar: En muchas ocasiones los juveniles se apuraron para tomar decisiones con la pelota y la perdieron con facilidad. Villarreal, Julián Acosta y Emmanuel Alegre fueron los tres principales futbolistas que tomaron más decisiones malas que buenas a la hora de entregar un balón a un compañero. La desesperación por llegar con rapidez al arco rival le jugó decididamente en contra a los pibes. Eso, con el tiempo, aprenderán a corregirlo por intermedio de la experiencia.
Innecesario: Así fue el penal que cometió Acosta contra Alfredo Abalos al final del primer tiempo. Esto es lo que marcamos cuando hablamos de la acumulación de pibes y la poca experiencia. Esa acción era totalmente evitable aunque la cancha este rápida y Abalos ya hubiese frenado. Desde allí se le empezó a ir de las manos el partido a los de Rukavina. Barracas sin hacer nada puso el 1-0 y se fue al descanso arriba.
Menos que un suspiro: Eso fue lo que duró la igualdad en el marcador, ya que luego de sacar del medio, el «Camionero» hizo tres pases y Soriano ingresó solo y la mandó por arriba para poner el 2-1 tan solo 20 segundos después del empate de Platense. Dentro de la cabeza de este equipo hay una gran torre de naipes dispuesta a derrumbarse ante cualquier sacudón. La confianza y el auto-estima es nulo. Sin dudas que este es un equipo acostumbrado a perder y lamentablemente cómodo con los resultados adversos ya que allí se lo ve desplegar «su mayor caudal de juego» (por así decirlo).
Un goleador infalible: Eso demostró ser Soriano el lunes en Vicente López. Un delantero de área, un perro de presa esperando alguna sobra. Con muy poco edificó una gran victoria. Convirtió el 1-0 de penal y aprovechó una desatención para bajarla en soledad y definir con clase en el 2-1. Dos chances dos goles. Tan peligroso como habilidoso. Un delantero exquisito que por problemas de lesiones no está jugando en una categoría más arriba. Ah! y sobre todo no fue un dolor de cabeza en este solo partido para Platense, ya que en el encuentro de ida también había marcado uno.
Ni un guiño: Para colmo de males la suerte no acompaña nunca a Platense. José Manuel Casary protagonizó dos hechos que pudieron ser gol pero que el destino dijo que no; primero fue cuando Bueno le reventó la espalda de un derechazo potente y luego cuando cabeceó en línea recta y Elías Gómez salió tan mal que la pelota le pegó en la mano y se fue para el arco, desprotegido, aunque no quiso entrar.
Por Ignacio Zabalza